Mañana me voy de vacaciones a la Riviera Maya. Después de años y años viajando a Asia me he decidido por cambiar de destino y pasar las Navidades y el Año Nuevo en el Caribe. Disfrutar de sol y playa en pleno invierno me parece un plan brutal.
Mi idea es tomar como campo base Playa del Carmen y explorar la Riviera Maya desde allí. También pasaré 2 noches en la isla de Cozumel para relajarme y desintoxicarme de la agitada noche de Playa del Carmen, y probablemente pase las 3 últimas noches en Cancún, más por cambiar un poco de aires que por su atractivo, que parece que se reduce a grandes hoteles de lujo, almacenes comerciales y discotecas orientadas al turismo americano.
Soy un viajero independiente y huyo de los «todo incluido». No tengo nada en contra de esta fórmula, sobretodo cuando sólo tienes una semanita de vacaciones y puedes conseguir buenas ofertas, que no es el caso para estas fechas.
Sin embargo, a mi no me va eso de estar encerrado en un hotel con pulserita todas las vacaciones. A mi lo que me va es moverme a mi aire, conocer el destino sin prisas evitando excursiones organizadas, disfrutar de los restaurantes y la cocina local, y de su vida nocturna.
Fiel a mi forma de viajar he reservado mi alojamiento bajo fórmula de alojamiento y desayuno muy cerquita de la playa y en la Quinta Avenida, una calle peatonal plagada de tiendas, restaurantes, bares y discotecas. Veremos si el ruido me deja dormir las pocas noches que me quede tranquilito en el hotel.
Mi planteamiento de viaje es combinar playa y sol con las visitas culturales más importantes como las ruinas de Tulum, Cobá, Chichen Itza, algún pueblecito de los alrededores e incluso la ciudad de Mérida si me da tiempo, y otras más lúdicas como el parque Xcaret, o naturales como la biosfera de Sian Ka´an o los cenotes más importantes.