
Lisboa es una de las ciudades europeas que cada año consigue fascinar a una mayor cantidad de viajeros. El fado, la gastronomía, el encanto de sus habitantes y una historia que se abre paso en cada una de sus calles y rincones son motivos más que suficientes para dejarse atrapar por esta ciudad y convertirte en un asiduo de la capital portuguesa.
Si estás pensando en disfrutar de una escapada a Lisboa, hay algunos planes que no pueden faltar de ninguna manera en tu agenda. A continuación te propongo algunas ideas para que a tu viaje no le falten esas cosas que hay que hacer en Lisboa sí o sí.
Los planes más interesantes que hacer en Lisboa
1. Descubrir la Praça do Comércio
En Lisboa hay lugares que consiguen enamorar y fascinar a partes iguales. Esta plaza es sin duda alguna uno de ellos. Se trata del auténtico centro neurálgico de la capital de Portugal, un espacio abierto de amplias dimensiones rodeado de arcadas y fachadas clásicas.
Como curiosidad, en el mismo lugar que ocupa la Praça do Comércio se levantaba el Palacio Real desde el siglo XVI.
El terremoto de 1755 acabó con este edificio dejando un solar que fue aprovechado para crear un lugar perfecto para pasear, descansar y, a fin de cuentas, disfrutar del ajetreo y la vida que se respira aquí. Todavía recuerdo cuando en mi primera visita a Lisboa pasé la Noche Vieja en esta plaza.
Es un punto ideal para iniciar tu visita a Lisboa. Además, lo céntrica que es hace de ella y sus alrededores uno de los mejores sitios donde alojarse en Lisboa junto a la Avenida da Liberdade.
2. Entrar a Lisboa por el Arco de Rua Augusta

Al final de la Praça do Comércio se encuentra un imponente Arco del Triunfo que se abre a una de las avenidas más importantes de la ciudad. Se trata de la Rua Augusta, un lugar en el que se concentran tiendas, restaurantes y comercios de todo tipo.
Te animo a que lo cruces y recorras esta calle sin prisas. Un apunte: se puede subir al arco para disfrutar de buenas vistas.
3. Recréate con la Torre de Belém desde todos los ángulos
Ésta es una de las paradas obligatorias que hay que hacer en Lisboa. La construcción se encuentra en una de las orillas del Tajo y ha sido usada a lo largo de la historia como prisión, faro o centro para cobrar impuestos.

¿Por qué hay que visitarla? Pues porque se trata de uno de los edificios de estilo manuelino más especiales, una corriente arquitectónica que solo encontrarás aquí y que conseguirá cautivarte. En su interior puedes visitar una capilla, la Sala de los Reyes y una terraza con unas vistas impresionantes.
4. El sabor de los pasteles de Belém
No nos vamos a ir demasiado lejos para la siguiente parada. Ir a Lisboa y no acercarse a la Antiga Confeitaria de Belém es casi un sacrilegio. Los pasteles tradicionales, conocidos simplemente como pasteles de Belém, son uno de los bocados más tradicionales y, por supuesto deliciosos de la ciudad.
Están hechos simplemente con hojaldre y nata, una sencillez que no quita para que sean especialmente sabrosos. La confitería suele estar atestada de gente. Pese a ello, la cola merece la pena para probar estas delicias.
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5. Tómate una cervecita en la Cervejaria Trindade
Da igual que sea una cerveza, un refresco o un simple vaso de agua, entrar en la Cervejaria Trindade es algo a lo que no hay que renunciar de forma alguna si se tiene la suerte de estar en Lisboa.
En pleno Barrio Alto, el lugar se encuentra en un antiguo convento del siglo XIII manteniendo muchos de los espacios originales.
Disfrutar de las distintas salas, de la decoración de paneles de azulejos y, por supuesto, de las bebidas y platos típicos que ofrece es algo que no hay que dejar de hacer en Lisboa.
6. Pasear sin rumbo por Alfama

Alfama es uno de los barrios con más encanto de Lisboa. Fue el barrio que se vio menos afectado por el famoso terremoto de Lisboa del siglo XVIII. Por lo tanto, sus edificios son de los más antiguos de la ciudad y aún conserva el trazado característico de la época en la que la capital de Portugal estaba bajo dominación árabe.
Perderse por sus calles estrechas y empedradas es una de las cosas que que debe figurar en tu lista de cosas que hacer en Lisboa sí o sí. Además no olvides que es el epicentro del Fado. Reserva alguna noche para cenar en Alfama y disfrutar de este arte.
7. Visitar el Castillo de San Jorge

Encima de una de las colinas más elevadas de la ciudad, como si de una corona se tratase, se levanta el imponente Castillo de San Jorge o, simplemente, Castelo dos Mouros por su origen árabe. Murallas, miradores y otros espacios se abren en un recinto que supera los 6000 m² y que mantiene toda su magia medieval intacta.
8. Culturízate en alguno de los museos de Lisboa
Como una ciudad en la que la cultura juega un papel tan importante, su oferta museística es de primer nivel. Tienes una buena selección de museos que visitar.
Entre ellos destacaría: El Museo Nacional de Arqueología, el Museo del Azulejo, el Museo de Carruajes, el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de la Marina, y el MAAT (Museo de Arte, Arquitectura y Tecnología).
9. Subirse al tranvía de la línea 28
Los tranvías de Lisboa ya suponen un atractivo por ellos mismos. Muchos de los que siguen funcionando en la ciudad son vagones originales completamente restaurados que tienen a sus espalda prácticamente un siglo de uso.
Así, es imposible negar el encanto de subirse a uno de ellos para pasear por las calles de la ciudad tal y como lo hacían sus habitantes a principios del siglo XX.

El más conocido de todos ellos es el de la línea 28. Este servicio recorre los barrios de Graça, Chiado, Barrio Alto y Alfama, por lo que desde sus ventanillas se pueden ver todos esos monumentos que dan fama a Lisboa con el encanto añadido de estar disfrutando de un medio de transporte único.
10. Fascinarse con el Monasterio de los Jerónimos

Sin duda alguna, es una de las visitas turísticas más imponentes e imprescindibles de todas las que ofrece la capital de Portugal. Al regresar Vasco de Gama de la India en uno de sus viajes de exploración, se levantó este bello templo en el barrio de Belém.
Su espectacular estilo manuelino, mezcla de un gótico tardío con el estilo renacentista, y la presencia de algunas tumbas de grandes personajes de la historia de Portugal son motivos más que suficientes para pagar la entrada y disfrutar de un lugar lleno de historia. Su visita es otro de los “must” que hay que visitar en Lisboa.
11. Descubrir el Ascensor de Bica
Se inauguró en 1892 y aún sigue usándose y, por supuesto, manteniendo ese aire clásico y nostálgico que lo hace tan especial. El ascensor salva una de las innumerables cuestas que se encuentran repartidas por los barrios de Lisboa.
En este caso, el recorrido lleva a lo largo de los 200 metros que mide la Rua da Bica, una distancia que se recorre en un funicular que mantiene el estilo de los tranvías tradicionales y que atraviesa un paisaje de casas multicolor de lo más tradicional y pintoresco. Toda una aventura llena de encanto para cualquiera.
12. Pararse en A Brasileira
El café en Lisboa forma parte del estilo de vida de sus habitantes. Por ello, no son pocas las cafeterías que pueden encontrarse en la ciudad, aunque no todas pueden presumir de la tradición que se respira en A Brasileira. Se encuentra en pleno barrio de Chiado y tiene una estatua de Fernando Pessoa en su misma puerta.
El local se inauguró en 1905 y poco ha cambiado desde entonces. En sus orígenes se ofrecía una bica, café corto y muy intenso, a todo el que compraba grano. Tomarse un café aquí es algo ideal tanto por su calidad como por la decoración original con tallados de madera y la tradición del lugar.
13. Cruzar el Puente 25 de Abril

Para entrar en Lisboa suele ser necesario cruzar el Tajo por algún lugar. Así, qué mejor sitio para hacerlo que el imponente puente 25 de Abril, una construcción que data de 1962 y que se extiende a lo largo de más de 2 km.
Además, su estructura de acero pintada de rojo y el estilo en el que se construyó hacen que el 25 de Abril recuerde bastante al famoso Golden Gate de San Francisco. Sin dudas le sacarás más de una foto.
14. Ir de compras por la Avenida da Liberdade
Los amantes de las compras y del lujo también tienen su espacio en Lisboa. Si alguien ha estado en París y quedó enamorado de los Campos Elíseos, recorrer la Avenida da Liberdade es algo que no hay que dejar de hacer en Lisboa de forma alguna.
Para entender la exclusividad de esta arteria de la ciudad no hay más que señalar que durante el siglo XVIII solo podían pasar por ella los miembros de las clases más altas.
Negocios de todo tipo pero con el lujo como característica común se encuentran emplazados en una de las calles que más exclusividad transmite de la ciudad.
15. Echarle un vistazo a lo que queda del convento de Carmo

El terremoto de 1755 sigue más presente en Lisboa de lo que podría imaginarse por su distancia en el tiempo. El tsunami que siguió al movimiento sísmico causó numerosos destrozos en la capital portuguesa, alguno de los cuales aún pueden verse con facilidad.
Por ejemplo, el convento de Carmo, una de las edificaciones góticas más antiguas de la localidad, quedó completamente arrasado. Parte de las ruinas que dejó el suceso siguen estando a la vista de todo el mundo como recuerdo de una tragedia que marcó profundamente el carácter de toda la ciudad.
16. Salir a cenar y de copas por el Barrio Alto
El Barrio Alto, con sus callejuelas estrechas y sus cuestas es una zona muy alternativa y bohemia. Está plagado de bares y restaurantes y de noche es uno de los puntos donde se concentra la marcha de Lisboa. Cena por ahí y tomate unas cervezas en alguno de sus mil y un bares.
Está genial para salir de cañas e incluso pegarte algún bailoteo. Sin embargo si buscas discotecas chulas vas a tener que moverte a otras zonas de la ciudad.
17. Subir en el Elevador de Santa Justa
Se trata de una construcción de hierro con dos ascensores de madera en su interior que servía a los lisboetas para moverse por distintas zonas de la ciudad. Actualmente los ciudadanos no lo usan a pesar de que sigue en funcionamiento.

¿La razón? Se trata de una de las construcciones más atractivas de la ciudad y es una experiencia turística muy buscada. Siempre hay turistas y el viaje cuesta 6,5 euros. Personalmente no le veo la gracia por ese precio pero supongo que para mucha gente es una de esas cosas que hay que hacer en Lisboa al menos una vez en la vida.
18. Sobrecogerse con la iglesia de Santo Domingo
Durante muchos siglos, este templo fue la de mayor tamaño de la ciudad. Coronaciones, bodas reales y todo tipo de eventos de gran importancia tenían lugar en su nave principal, algo que ya hace que la visita merezca la pena.
Además de su historia hay algo que convierte a este templo en un lugar único, su interior está completamente calcinado como consecuencia de un incendio sucedido en 1959. Los lisboetas optaron por no restaurar el templo sin dejar por ello de usarlo.
El resultado es que en su interior se siguen notando las paredes calcinadas, la piedra casi fundida y las imágenes que el fuego dañó, todo ello creando un ambiente que es difícil describir. Merece la pena, sin duda alguna, pasar unos minutos en alguno de sus bancos contemplando el lugar.
19. Descubre la Lisboa más moderna en el Parque das Naçoes

Este barrio fue la sede de la Expo Mundial del 98. Tras esta expo se ha convertido en uno de los barrios con más desarrollo y que están más al alza de la ciudad. Además de la modernidad de la zona destaca por ser una zona de cultura y ocio.
En el Parque das Naçoes hay una buena cantidad de centros comerciales, bares y restaurantes, y tiene varios atractivos turísticos de primer nivel como el Puente Vasco da Gama, el Museo de las Ciencias o el Oceanario.
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20. Descubrir el fado
Este género musical nació en la universidad de Coimbra y está íntimamente ligado con las tradiciones más genuinas de la cultura portuguesa. Disfrutar de un evento de fado en el que el silencio solo se rompa por la voz del cantante y por los sencillos instrumentos es algo que que debe hacerse acompañando el momento de un buen vino del país.
En el barrio de Alfama se encuentran algunos de los mejores establecimientos que ofrecen fado. El Clube de Fado o la Taverna do Embuçado son espacios que conservan un sabor muy tradicional y que mantienen una oferta continua de conciertos que seguro te harán vivir una experiencia muy especial.
21. Visitar el Museo del Fado
Y ya que de Fados va la cosa, si la anterior experiencia ha conseguido cautivar toda tu atención y descubrirte un género musical tan misterioso como imprescindible, lo mejor es que también visites el Museu do Fado.
Se ubica en pleno barrio de Alfama junto a la estación de Santa Apolonia y presenta una colección con casi 15000 piezas de todo tipo que cuentan la historia de esta música. Una visita de lo más aconsejable.
22. El Oceanario, el segundo acuario más grande de Europa

Una de las visitas más interesantes de Lisboa, sobre todo si vas con niños es el Oceanario. Situado en el Parque do Naçoes es el segundo acuario más grande de Europa (el primero es L´Oceanogràfic de Valencia). En él hay más de 15.000 ejemplares de más de 450 especies.
23. Las vistas desde el mirador de Santa Lucía
Otro de los lugares en los que te quedarás atrapado durante un buen rato es el mirador de Santa Lucía. Se trata de un mirador situado en el barrio de Alfama. Es uno de los muchos que hay repartidos por toda la ciudad, aunque éste es particularmente especial ya que sus vistas ofrecen una perspectiva única de muchos monumentos de gran interés.
El Panteón Nacional, todas las casas tradicionales de Alfama o las iglesias de San Miguel y San Esteban son algunos de los edificios que descubrirás desde un mirador que, además, está decorado con azulejos típicos. Un punto imprescindible si te gusta la fotografía.
24. ¿Eres muy futbolero? Pues visita el Estadio Da Luz del Benfica
Si te va el fútbol una de las cosas que puedes hacer en Lisboa es pasarte por este emblemático estadio que ha sido escenario de tantos momentos míticos del fútbol europeo.
25. Y… ¿Qué tal una excursioncita a Cascais?

Cascais es pequeño pueblecito de pescadores que se ha convertido en una localidad muy turística gracias a su encanto y a sus playas que son de las mejores de la región de Lisboa. Si visitas la capital portuguesa en verano agradecerás escaparte a este pueblo costero, y si es invierno también disfrutarás de su ambiente y de sus atractivos turísticos.
26. Bacalao en Lisboa
Si hay un alimento que se ha convertido en toda una referencia de la cocina portuguesa este es el bacalao. El pescado en cuestión se prepara de formas muy diferentes dependiendo de la zona del país en la que se haga.
Por suerte, en Lisboa pueden encontrarse todas ellas, y es que no faltan lugares de cocina regional que ofrecen una experiencia gastronómica de primera para todos los que deciden descubrir nuevos sabores. Y además baratito baratito.
27. Sucumbe a la magia de Sintra

A menos de una hora en tren de Lisboa se encuentra la que fue la residencia de los reyes de Portugal durante buena parte del año. El lugar parece sacado de un cuento de hadas. Es una pequeña ciudad costera que acoge a varios palacios con jardines que rivalizan unos con otros en belleza y refinamiento.
Ir a Sintra es una excursión ideal de un día que te pondrá en contacto con la arquitectura más atractiva del país. Ésta es otra de las visitas que hay que hacer en Lisboa. Hagas lo que hagas móntatelo para ir a Sintra!!!
28. La Catedral de Lisboa
Conocida como Sé de Lisboa o Santa Maria Maior, este templo se empezó a construir en 1147 y ha sobrevivido a sucesos como el famoso terremoto del siglo XVIII. Cargado de detalles y de historia, se piensa que ocupa el mismo sitio que un antiguo templo romano. Es uno de los edificios más característicos de Lisboa.
29. Disfrutar del Monumento a los Descubrimientos

Levantado en la margen del Tajo y muy cerca de la Torre de Belém se encuentra uno de los lugares más especiales de la ciudad de Lisboa. Los 52 metros de alto de esta construcción recuerdan a los navegantes y viajeros portugueses que se hicieron a la mar y expandieron las fronteras portuguesas a los confines del mundo conocido. Personas como Henrique el Navegante o Vasco da Gama ocupan lugares de preferencia en el monumento.
30. Los suvenires que no hay que perderse
La cultura lisboeta es rica y antigua, algo que se deja ver incluso en los recuerdos que un viajero puede llevarse de esta ciudad. Elementos como los tradicionales azulejos, las réplicas de los tranvías o las grabaciones de fado son muy populares.
Tampoco está de más hacerse con una caja de pasteles de Belém, un dulce bocado que hará que el recuerdo de Lisboa se mantenga vivo durante mucho tiempo incluso cuando se haya abandonado una ciudad que realmente está hecha para disfrutar.
Tengo pensado ir la semana que viene a Lisboa y tu articulo me viene de perlas. Muchas Gracias
Gracias por tanto aporte!